“De oportunidades perdidas se encuentra llena la vida”
Competir no es entrenar
Anteriormente se ha comentado que la competición en el deporte en categorías de formación debería ser un medio y no un fin. Un medio para formar a los chicos en lo deportivo y lo humano. Se compite para ganar; pero ganar no debe ser el objetivo principal del deporte de competición en estas edades. La competición deportiva: partidos, carreras, concursos, combates, regatas, pruebas…reúne ingredientes muy relevantes para el desarrollo de los jóvenes. Básicamente, requiere de una preparación que exige disciplina, esfuerzo, sacrificio, tolerancia a la adversidad y la frustración y afán de superación y ya en faena, controlar el estrés y ser capaz de sobre esforzarse y rendir en condiciones de dificultad sin tirar la toalla, luchando con uno mismo para superarse y dar el máximo, y trabajando en equipo cuando proceda. Por tanto, el propio proceso de competir tiene más influencia en la formación de los chicos que el resultado final. Entendiéndolo así, el deporte es mucho más que pasar un buen rato y ganar al colegio de enfrente. Bien utilizado, es un estimulante campo con grandes posibilidades de crecimiento para los chicos que lo practican.
La competición deportiva tiene un componente emocional muy acusado. No es un ente neutro; si no algo que interesa, engancha, apasiona y desata emociones muy intensas. El que compite se involucra en la lucha por superarse a si mismo y al adversario. Y es difícil que el espectador permanezca pasivo: lo normal es que tome partido y se identifique con uno de los contendientes, sobre todo si participa su equipo y, más aún, si el que está ahí es su hijo. Eso explica la elevada sensibilidad emocional que se puede observar en la mayoría de los espectadores: sufrimiento, nerviosismo, alegría, frustración, decepción, tristeza, euforia……emociones intensas que aparecen y se alternan según sea lo que sucede en la “arena”. Es importante tener en cuenta la influencia de lo emocional para comprender por qué, muchas veces, el rendimiento de los deportistas en la competición es inferior a su rendimiento en los entrenamientos, y por qué algunos entrenadores y padres se comportan con una agresividad y falta de respeto que no muestran en otros contextos. Comprenderlo no significa justificarlo ni tirar la toalla asumiendo que es así y no tiene remedio, si no que constituye el primer paso para poder controlar lo emocional y evitar que se vuelva en contra.

Aunque el objetivo principal de la competición infantil y juvenil no sea ganar, su aprovechamiento como elemento formativo aconseja que los chicos, dentro de sus posibilidades, compitan en condiciones mínimas de rendir, ya que, de esa manera, se le podrá sacar un mayor partido a la experiencia de competir. De hecho, algunos de los valores que la competición fomenta son los de aprender a prepararse bien para competir, dar el máximo para lograr la meta y, después analizar objetivamente lo sucedido para aprender de lo bueno y de lo malo. Un estilo de funcionamiento muy valioso para la vida. No se trata de supeditarlo todo para que los chicos compitan como si fueran profesionales, si no de favorecer unas condiciones que faciliten un buen aprovechamiento de la actividad antes, durante y después de competir.
(Fragmento del libro “Mi hijo es el mejor, y además es mi hijo”, dirigido a padres de deportistas jóvenes y recomendado a entrenadores, directivos, psicólogos y quienes tienen responsabilidades en el deporte de base y escrito por el Psicólogo Juan Maria Buceta)
Pedro Vásquez
Director Deportivo
Club Promesas de Antioquia.
Una respuesta a «EL SÁBADO, PARTIDO»
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Paola Alvarez
Totalmente de acuerdo. Nuestro objetivo como padres es enseñar y acompañar a nuestros hijos para que sepan enfrentarse a retos, a trabajar en equipo, a saver sobrellevar emocionalmente las pérdidas y como asumirlas, a ocuparse del bien común y el Basket Ball es la mejor excusa para ese objetivo, en ésta etapa de su vida, ya tendrán la edad para tener objetivo de competir y ganar. Por eso estamos felices en el Club Promesas, porque están alineados con nuestro objetivo como padres. Gracias Promesas.
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