La mayoría de las veces que disfrutamos tanto una experiencia es porque creemos, confiamos y nos rendimos ante ella, dándole valor al “ahora” en cada instante que pasa y poniendo la mejor actitud en todo momento.
Fue esto lo que vivimos 11 personas en Miami, donde a través de un campamento de basketball que duró 5 días, creamos una experiencia que quedó grabada en nuestro corazón para siempre; en la ciudad del “mármol” (Mucho mar y mucho mall) estuvimos disfrutando de sus playas, su gente, su clima, pero sobre todo, nos sumergimos en otra intensidad y otra cultura basketera que nos deja retados y convencidos del potencial que tenemos, de lo mucho que podemos dar, de lo intenso que tenemos que vivir cada instante y de lo maravilloso que se siente en el corazón cuando te encuentra la satisfacción de dar todo lo que tienes; escribo estas letras hablando en plural porque a pesar de que mi papel fue ser coach espectadora en el camp, pude ver como a medida que sus entrenamientos, su juego y su forma de ver el basketball iba cambiando, también pasaba en la vida misma de los 7 deportistas que se retaron día a día durante 5 dias (6 hombres, 1 mujer), es increíble como en la medida que nos vamos empoderando todo alrededor cambia: nuestras relaciones, nuestro nivel para afrontar retos (dentro o fuera de la cancha) la capacidad de alcanzar objetivos y conseguir metas, pero sobre todo la manera tranquila de disfrutar la vida entendiendo que jamás se ha tratado de lograr nada, sino de transformarnos un poco todos los días.
Este viaje es el sello más cercano que tenemos en Promesas para decir que SI SE PUEDE y que siempre podrás lograr, es alcanzar tu mejor versión todos los días, porque no sabes cuando la vida te pondrá en lugares y posiciones llenas de reconocimiento que quizá cuando lleguen tu ya no lo necesites, porque ya lo tienes y éste viene de tu interior.
En conclusión: el basketball sigue siendo la excusa para movilizar almas, transformar vidas y entender que como persona y siendo parte de esta organización (Promesas) hoy más que nunca tenemos claro hacia donde vamos y que es el humano quien nos importa por encima de lo que sea, pues finalmente eso es lo que queda para siempre.
Gracias a Diego, joha y Jaime papás que acompañaron y lideraron sin cargo en esta experiencia de vida para todos; Gracias a Agu, Andre, Juanse, Pacheco, Santi, Jaco y por supuesto Jhones, por su humildad, su integridad y su educación mostrada cada segundo que convivimos.
Finalmente, a todo el grupo de trabajo Promesas quienes siempre lo dan todo y son simplemente incansables, amo ser parte de este equipo de seres humanos que han conectado en la misión de CAMBIAR EL MUNDO A TRAVÉS DE LO QUE HACEMOS, en esta ocasión a través de esta experiencia que quedará tatuada en nuestra vida para siempre.
Quiero motivar a los héroes y protagonistas de este viaje (deportistas) a seguir dándolo todo en cualquier área de su vida y a impactar a otros porque la vida se trata de contribuir dando eso que ya tenemos adentro.
Por último, Invitarte a ti como lector de este artículo a que inviertas en las experiencias que la vida te ponga en el camino, porque finalmente de eso se trata la vida: Experiencias que vivimos, áreas en las que crecemos y la forma en la que contribuimos, es ahí donde radica nuestro verdadero propósito.
Finalizo diciendo que estoy convencida que con lo que hacemos día a día podemos hacer la diferencia y transformar el mundo.
Fue una experiencia impresionante!!! Lo vivido fue mas allá del Basketball, llegué amando este grupo de jovenes y de papás con los que viaje. Solo gracias!!